19 abril 2011

Cuatro notas y una anécdota sobre la experiencia mundana

Podemos arriesgarnos a decir que el Mundo, o la exterioridad en sí misma (aquello que pasa o simplemente lo que acontece), es unívoco, si ponemos el énfasis en el acaecimiento general de un hecho, que como tal afecta a todos los componentes dentro de su dominio. Pongamos por caso que el edificio en el que vivo con mi gato, entre diversos objetos de uso cotidiano, se desploma mientras dormimos. Entonces la univocidad —por la irrecusabilidad del hecho consumado sobre sus componentes— impondrá por igual sus efectos, en este caso devastadores, con independencia de nuestras conciencias. Sin embargo, el efecto concreto que recibirá cada objeto comprometido en la catástrofe es distinto y único en su detalle —en lo de sí del afectado.

La parcela de acontecimientos en los que me veo implicado o comprometido, es el pequeño fragmento de Mundo que se me impone como realidad. No obstante, esta realidad en tanto que vivida —puesto que me afecta y que intervengo en ella— es relativa a mi perspectiva sobre el mundo; es decir, a la interioridad de una parcela del Mundo que se estructura en mí como experiencia. Este proceso de estructuración puede explicarse utilizando un esquema simplista (y antropocéntrico) en tres bloques:

1) Mundo percibido. El aparato sensorial organiza las alteraciones físicas —estímulos— que recibe del exterior. Cada sistema sensorial está acotado a un campo de percepción determinado. Por ejemplo, el sistema auditivo al rango de frecuencia audible de las ondas sonoras.

2) Mundo pensado. Las percepciones o impresiones sensibles no son suficientes para pensar o interpretar el Mundo. Para concebir un mundo en situación y dotarlo de un primer nivel de sentido operativo son necesarios conceptos —esquemas lógicos o metáforas— que organicen las impresiones en significados denotativos. Así imponemos una forma técnica a la percepción, adecuada a unos modos particulares de manipular y transformar el entorno.

3) Mundo sentido. En este aspecto, la disposición afectiva despliega las connotaciones de las notas conceptuales. Esto nos introduce en la esfera del valor, el modo particular de ser afectado (la pasión), que desborda la instrumentalidad aséptica de lo descriptivo. Aquí la verdad concreta del acontecimiento se hace patente en el campo afectivo del sintiente. Es la importancia de la experiencia para sí, la fuente primaria que orienta la praxis.

Estos tres aspectos de la experiencia (perceptivo, conceptual y afectivo), como podemos apreciar por autobservación, se dan simultáneamente en la efectuación del continuo de la experiencia. Son aspectos intrincados del mismo proceso organizativo que produce el mundo vivido.


La anécdota


Entre los constructos relativos al ámbito del mundo pensado encontramos las denominadas teorías formales1 —algunas muy útiles para satisfacer ciertas voliciones. Y entre los actores aficionados a producir tales constructos, con sus disposiciones afectivas correspondientes, se encuentra Mario Bunge. Al que se le ocurrió formalizar la noción de individuo concreto con el fin de distinguirlo de los constructos abstractos, cosa que no consiguió ni por asomo; pero merece la pena reproducir la réplica a la réplica por parte de Mosterín al respecto de algunas objeciones de Bunge en defensa de su intento fallido.

15 abril 2011

Salmo de la Estrella de la Mañana

Los torrentes de rebaños descienden hacia las majadas la sombra está sobre An-Dot y Pau del país de Esaü sobre Matred Toled Beith Aram sobre todo Sparad de Judea Memoria estrellada noche de Israel en espíritu espacio proyectado por ojos de oveja Allá brilla Artizarra en la frente de nuestra Madre Iberia su Schourien-Ieschuroun se aleja ocultando su rostro bajo el manto de bruma Selah Una vez balado al cielo salado de blancuras id mis lamedoras de paredes a la sal del muro de las lamentaciones habituales por el camino del hisopo entre los amargos setos pasad ovejas de rey bajo el cayado de hierro Diecinueve blancas cuarenta negras y tú cuarentaicuatro números trazados por mano de pastor en cuadradillos sobre cierto muro de Belén son más numerosos que vosotros allá arriba los cabritos de la Viviente de la hermana novia del nuevo cántico Selah De los cedros de la bendición la mano es siempre tan lenta sobre nuestras cabezas surgidas del fondo de las edades en el lenguaje del mar occidental en vano Naphschi busca sorprender una sola palabra nueva el mismo corazón que en tiempos de los padres late en el bosque en la piedra y en el agua nada de lo que vuelve es nuevo todas esas cosas dormían en los libros cerrados los libros en mis manos están abiertos pasad mis bellas Judit pasad buenas muchachas bajo el cayado de hierro Kimah Ksil y vosotros Mazarot y vosotros los demás cielos sin nombre sin números suspendidos en todo lo alto entre las densas nieblas de Dios santos ancianos bajad hacia la tierra vuestras miradas de sílex perdidas veladas Aïélethhaschahar la pastora desciende hacia Guinath Agoz con el vaso de leche de luz en el hombro llama al niño Olel guardián del pasturaje de los leones acariciado en su sueño por las víboras Selah He aquí las cosas son como son vaho de las pestañas fuego de lluvia al borde del tejado puñado de estrellas en el saco del sembrador y tus ruedas que entran una en la otra Ichezkeel las terribles espirales he aquí las cosas como son profundo profundo es Eso ante el que se prosterne nos prosternaremos

Oscar Vladislas de Lubicz-Milosz

En 1936 escribe, tras nueve años de inactividad, su último poema: Psaume de l'Étoile du Matin / Salmo de la Estrella de la Mañana (Cahiers de Barbarie, Túnez, 1937)

10 abril 2011

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto VI

ACTO SEXTO Y ÚLTIMO / GERTRUD Y AXEL NIGREM



(El escenario es nuevo. Una casa apartada donde Gertrud vive sola, sólo acompañada por un ayudante o criado ya entrado en años, que parece un lugareño de algún pueblo cercano. La casa está amueblada con sencillez, con pocos muebles de estilo más bien rústico: un platero, un armario tapado con una tela de cuadros, un gran reloj de pared de formas redondeadas, un banco de madera liso, una chimenea con dos pequeños relieves clásicos en barro o madera sobre ella, una cálida alfombra en el suelo, etc. También hay algún instrumento musical apoyado en la pared. Ella, ya mayor y con el pelo blanco, va vestida con un atuendo semi-masculino: una chaqueta oscura y corta, con el corte de un chaqué, una blusa-chaleco blanca cerrada, de cuello alto, del que sale un volante lateral y terminada abajo en dos picos, una falda oscura y unos sencillos zapatos de tacón con trabilla. El ayudante le informa de que ha venido a visitarla su amigo Axel Nigrem. Se saludan con un afectuoso apretón de manos. Toman asiento a los lados de una mesa escritorio)

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto V

ACTO QUINTO / GERTRUD, GABRIEL LIDMAN Y GUSTAV KANIM



(Este acto se sitúa en casa del matrimonio. Gabriel ha sido invitado por Gustav a pasar la velada vespertina con ellos. Después de la cena entra una criada para decir que llaman por teléfono a Gustav. Éste se disculpa con Gabriel que está en la sala que ya conocemos, la misma del primer acto, y sale de escena. Gabriel entonces coge unas cerillas y se dispone a encender los candelabros que adornan los laterales del famoso espejo que le regaló a Gertrud [si recordamos, Erlan, en la escena de la “noche de autos” de la consumación sexual, enciende dos candelabros que se sitúan a los lados de una partitura enmarcada. Espejo y partitura son representaciones simbólicas de lo que a Gertrud une con los dos personajes: placer y música, respectivamente]. A continuación aparece Gertrud, toda vestida de negro, en contraste con el blanco que lucía la noche anterior. Me recuerda a un personaje de “La Gaviota” de Chéjov a la que le preguntan por qué viste siempre de negro. Ella contesta: “voy de luto por mi vida”. Pues Gertrud igual. La noche anterior vestía el blanco de la felicidad en el amor y ahora viste el luto del desamor. Se produce un encuadre fantástico: al entrar, por un momento, vemos a Gertrud a través de su imagen en el espejo, como si quedase atrapada en él. Y Gabriel la mira ahí. Este momento es totalmente simbólico. Nos adelanta que Gabriel viene a buscar a Gertrud, quizá para volverla a encerrar en el espejo de los placeres. Luego cambia el plano.)

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto IV

ACTO CUARTO / ÚNICA ESCENA / GERTRUD Y ERLAN JHANSON



Esta escena de despedida y desamor se desarrolla en el parque que ya conocemos. Vemos a Gertrud sola, sentada al lado de la estatua de la Venus Capitolina, como me ha chivado un amigo, esperando a Erlan. La estatua y ella parecen formar una unidad, una figura solitaria y medio inanimada en medio de un parque vacío. La escena tiene un paralelo contrario con el primer encuentro. Entonces era Erlan el que esperaba y el que solicitaba. Ahora, que ya ha sido consumada la unión física y satisfecho el deseo de Erlan, es Gertrud la que, digamos, se arrastra. 

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964).-Acto III

LA GALA EN LA UNIVERSIDAD

ESCENA PRIMERA / LOS DISCURSOS DEL ESTUDIANTE, GABRIEL LIDMAN Y GUSTAV KANIM

Homenaje a G. Lidman, el poeta, por su cincuenta aniversario

El discurso del estudiante que dirige la "soldadesca" de alumnos

En la sala de lo que me figuro es el Paraninfo de la Universidad están dispuestas unas mesas largas, vestidas y adornadas con centros de flores, preparadas para la cena- celebración. Enfrente de las mesas, unas escaleras laterales dan acceso a una especie de galería, arcada o terraza porticada, que recorre horizontalmente toda la sala en un nivel superior. La cámara da un paseo rápido por el escenario. Los invitados, vestidos con sus más elegantes ropajes para la ocasión, están ya presentes, colocados en sus respectivos asientos. Unos camareros sirven las bebidas y retiran platos. En la mesa central, emplazada en un plano más alto que las demás y bajo una especie de palio o dosel (o como se llame) se sitúan las tres personalidades que presiden el acto, que lucen sus condecoraciones oficiales en sus trajes de gala: el Rector en el centro; Gabriel Lidman, el homenajeado, a la derecha del Rector y Gustav Kanim, el que pronunciará el discurso panegírico de Lidman, a la izquierda. Un bedel con librea sube a avisar a la banda universitaria (una especie de tuna al estilo nórdico, con sombreros que parecen de oficial de marina y las típicas cintas colgando de los hombros), que, inmediatamente, hace su paseíllo a ritmo de redobles de tambor hasta llegar delante de la mesa principal. Los estudiantes, con paso marcial, van cantando algún tipo de himno o marcha tradicional. Llevan antorchas encendidas y el que va en medio porta un pendón en el que se inscribe la imagen de lo yo creo que es algún rey laureado (ni idea), padrino de la “tuna” cuanto menos; imagen rodeada de una cinta de hojas que termina en su parte inferior con un historiado lazo típico de ese tipo de estandartes, insignias u objetos heráldicos en general. El año que luce en su margen derecha el pendón es el 1883. Una joven vestida de blanco, desde la escalera, “hace que saluda” a la “soldadesca” universitaria, con un pañuelo grande, acompañando al canto. Una representación muy lograda de algo que a mí me recuerda al “marchábase el soldado, cuando al mozo le salió a despedir la moza que le amaba…” Cuando terminan de cantar, el estudiante que dirige la banda, con unos gestos protocolarios realizados con su “superbatuta” o bastón de mando (no sé cómo se llama el artefacto), da paso a un estudiante “aventajado” que suelta un discurso delante de Gabriel Lidman. El discurso reza así:

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964).-Acto II

ESCENA PRIMERA / GERTRUD, ERLAN JHANSON


Esta escena se desarrolla en dos escenarios, un parque y la casa de Erlan Jhanson, que se nos presenta en un flash back.

Gertrud llegando a su cita
Empezamos en el parque. Parece el típico lugar clandestino para las citas de los amantes. Sin embargo, el parque de la película tiene un aspecto idealizado, estilizado, que no parece propio de la clandestinidad. Un parque limpio y bien cuidado. Hay árboles y un gran estanque o lago. Sin embargo, en otros aspectos no parece vivo. No hay niños, ni gente yendo y viniendo, ni basura, ni mendigos. Está desierto. Es como un parque imaginario o soñado. Se oyen ruidos de pájaros, pero no se ven por ningún lado. Esos ruidos no son trinos melodiosos siempre, sino que a veces son sonidos estridentes y que a mí se me antojan como amenazadores. En este rincón de los amantes hay un banco y una estatua clásica de tamaño natural de una mujer desnuda.

09 abril 2011

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto I


No creo que haya que decir que Dreyer es uno de los mejores directores de la historia del cine. Dentro de su filmografía, Gertrud ocupa un lugar preferente, considerada por muchos como obra maestra. Echémosle un vistazo.

PERSONAJES


1.- Gertrud (Nina Pens Rode), la protagonista
2.- Gustav Kaning (Bendt Rhode), el marido de Gertrud. Abogado sindicalista. Va a ser nombrado ministro
3.- Erlan Jhanson (Baard Owe), el amante actual de Gertrud. Joven “genio” musical. En la imagen le vemos acompañado de Gertrud en el parque.
4.- Gabriel Lidman (Ebbe Rode), el antiguo amante de Gertrud. Maduro “genio” literario (poeta)
5.- Axel Nygen (Axel Strobye), amigo de Gertrud. Estudiante de psicología y psiquiatría en París. La imagen lo sitúa junto a Gertrud en el Paraninfo de la Universidad.
6.- La suegra de Gertrud, madre de Gustav, claro (Anna Malberg).