17 julio 2011

Superación de los dualismos: vitalismo/mecanicismo mente/cuerpo

‟El autómata moderno existe en la misma modalidad de tiempo bergsoniano que los organismos vivos. Y por consiguiente las consideraciones de Bergson no excluyen que el modo esencial de funcionamiento de los organismos vivos sea el mismo que el de esta clase de autómatas. El vitalismo ha triunfado al extremo de que incluso los mecanismos corresponden a la estructura temporal del vitalismo, pero, como hemos dicho, esa victoria es una derrota, ya que, desde cualquier punto de vista que tenga la mínima relación con la moral o la religión, la nueva mecánica es tan mecanicista como la antigua. Que llamemos materialista o no al nuevo punto de vista es una simple cuestión de vocabulario: el auge de la materia caracteriza una fase de la física del siglo XIX mucho más que a la época actual, y el término «materialismo» ha quedado reducido a poco más que un sinónimo ambiguo de «mecanicismo». En realidad, toda controversia mecanicista-vitalista ha quedado relegada al limbo de las cuestiones mal planteadas.”

Norbert Wiener, "Cibernética o el control y comunicación en animales y máquinas", p.70



20 mayo 2011

Necesidad, instinto y deseo

Video feedbackLa necesidad, considerada en el ámbito de un organismo biológico, representa un estado de desequilibrio en su medio interno asociado a un impulso de reequilibrio que tiene por finalidad el mantenimiento del equilibrio dinámico metaestable del viviente; es decir, su continuidad existencial. En otras palabras, la necesidad es la carencia de lo imprescindible para mantenerse con vida, aquello que exige su satisfacción —o compensación— a expensas de la muerte. Se trata de un pathos primario vinculado a la autorregulación del organismo vivo en su proceso constante de acoplamiento estructural con su medio circundante. El origen del impulso se puede hallar en la acción de la fuerza homeostática de un sistema viviente. Este impulso se manifiesta como una tensión somática de intensidad creciente que no cesa hasta alcanzar algún tipo de equilibrio, la muerte en el peor de los casos. Diremos entonces que la necesidad consiste en una perturbación del estado de metaestabilidad de un organismo que lo impulsa hacia un nuevo equilibrio. En el caso de un animal, esta perturbación, dependiendo de su naturaleza, se experimentará como hambre, sed, etcétera. La necesidad no siempre proviene de estímulos exteriores sino que puede venir inducida por fuerzas morfogenéticas internas. Retengamos el matiz de la necesidad como representación de una alteración de la línea base del viviente —cualquiera que sea su grado de complejidad— que conduce a una respuesta estabilizadora, o a la prevalencia de su estructura y autonomía relativa.

19 abril 2011

Cuatro notas y una anécdota sobre la experiencia mundana

Podemos arriesgarnos a decir que el Mundo, o la exterioridad en sí misma (aquello que pasa o simplemente lo que acontece), es unívoco, si ponemos el énfasis en el acaecimiento general de un hecho, que como tal afecta a todos los componentes dentro de su dominio. Pongamos por caso que el edificio en el que vivo con mi gato, entre diversos objetos de uso cotidiano, se desploma mientras dormimos. Entonces la univocidad —por la irrecusabilidad del hecho consumado sobre sus componentes— impondrá por igual sus efectos, en este caso devastadores, con independencia de nuestras conciencias. Sin embargo, el efecto concreto que recibirá cada objeto comprometido en la catástrofe es distinto y único en su detalle —en lo de sí del afectado.

La parcela de acontecimientos en los que me veo implicado o comprometido, es el pequeño fragmento de Mundo que se me impone como realidad. No obstante, esta realidad en tanto que vivida —puesto que me afecta y que intervengo en ella— es relativa a mi perspectiva sobre el mundo; es decir, a la interioridad de una parcela del Mundo que se estructura en mí como experiencia. Este proceso de estructuración puede explicarse utilizando un esquema simplista (y antropocéntrico) en tres bloques:

1) Mundo percibido. El aparato sensorial organiza las alteraciones físicas —estímulos— que recibe del exterior. Cada sistema sensorial está acotado a un campo de percepción determinado. Por ejemplo, el sistema auditivo al rango de frecuencia audible de las ondas sonoras.

2) Mundo pensado. Las percepciones o impresiones sensibles no son suficientes para pensar o interpretar el Mundo. Para concebir un mundo en situación y dotarlo de un primer nivel de sentido operativo son necesarios conceptos —esquemas lógicos o metáforas— que organicen las impresiones en significados denotativos. Así imponemos una forma técnica a la percepción, adecuada a unos modos particulares de manipular y transformar el entorno.

3) Mundo sentido. En este aspecto, la disposición afectiva despliega las connotaciones de las notas conceptuales. Esto nos introduce en la esfera del valor, el modo particular de ser afectado (la pasión), que desborda la instrumentalidad aséptica de lo descriptivo. Aquí la verdad concreta del acontecimiento se hace patente en el campo afectivo del sintiente. Es la importancia de la experiencia para sí, la fuente primaria que orienta la praxis.

Estos tres aspectos de la experiencia (perceptivo, conceptual y afectivo), como podemos apreciar por autobservación, se dan simultáneamente en la efectuación del continuo de la experiencia. Son aspectos intrincados del mismo proceso organizativo que produce el mundo vivido.


La anécdota


Entre los constructos relativos al ámbito del mundo pensado encontramos las denominadas teorías formales1 —algunas muy útiles para satisfacer ciertas voliciones. Y entre los actores aficionados a producir tales constructos, con sus disposiciones afectivas correspondientes, se encuentra Mario Bunge. Al que se le ocurrió formalizar la noción de individuo concreto con el fin de distinguirlo de los constructos abstractos, cosa que no consiguió ni por asomo; pero merece la pena reproducir la réplica a la réplica por parte de Mosterín al respecto de algunas objeciones de Bunge en defensa de su intento fallido.

15 abril 2011

Salmo de la Estrella de la Mañana

Los torrentes de rebaños descienden hacia las majadas la sombra está sobre An-Dot y Pau del país de Esaü sobre Matred Toled Beith Aram sobre todo Sparad de Judea Memoria estrellada noche de Israel en espíritu espacio proyectado por ojos de oveja Allá brilla Artizarra en la frente de nuestra Madre Iberia su Schourien-Ieschuroun se aleja ocultando su rostro bajo el manto de bruma Selah Una vez balado al cielo salado de blancuras id mis lamedoras de paredes a la sal del muro de las lamentaciones habituales por el camino del hisopo entre los amargos setos pasad ovejas de rey bajo el cayado de hierro Diecinueve blancas cuarenta negras y tú cuarentaicuatro números trazados por mano de pastor en cuadradillos sobre cierto muro de Belén son más numerosos que vosotros allá arriba los cabritos de la Viviente de la hermana novia del nuevo cántico Selah De los cedros de la bendición la mano es siempre tan lenta sobre nuestras cabezas surgidas del fondo de las edades en el lenguaje del mar occidental en vano Naphschi busca sorprender una sola palabra nueva el mismo corazón que en tiempos de los padres late en el bosque en la piedra y en el agua nada de lo que vuelve es nuevo todas esas cosas dormían en los libros cerrados los libros en mis manos están abiertos pasad mis bellas Judit pasad buenas muchachas bajo el cayado de hierro Kimah Ksil y vosotros Mazarot y vosotros los demás cielos sin nombre sin números suspendidos en todo lo alto entre las densas nieblas de Dios santos ancianos bajad hacia la tierra vuestras miradas de sílex perdidas veladas Aïélethhaschahar la pastora desciende hacia Guinath Agoz con el vaso de leche de luz en el hombro llama al niño Olel guardián del pasturaje de los leones acariciado en su sueño por las víboras Selah He aquí las cosas son como son vaho de las pestañas fuego de lluvia al borde del tejado puñado de estrellas en el saco del sembrador y tus ruedas que entran una en la otra Ichezkeel las terribles espirales he aquí las cosas como son profundo profundo es Eso ante el que se prosterne nos prosternaremos

Oscar Vladislas de Lubicz-Milosz

En 1936 escribe, tras nueve años de inactividad, su último poema: Psaume de l'Étoile du Matin / Salmo de la Estrella de la Mañana (Cahiers de Barbarie, Túnez, 1937)

10 abril 2011

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto VI

ACTO SEXTO Y ÚLTIMO / GERTRUD Y AXEL NIGREM



(El escenario es nuevo. Una casa apartada donde Gertrud vive sola, sólo acompañada por un ayudante o criado ya entrado en años, que parece un lugareño de algún pueblo cercano. La casa está amueblada con sencillez, con pocos muebles de estilo más bien rústico: un platero, un armario tapado con una tela de cuadros, un gran reloj de pared de formas redondeadas, un banco de madera liso, una chimenea con dos pequeños relieves clásicos en barro o madera sobre ella, una cálida alfombra en el suelo, etc. También hay algún instrumento musical apoyado en la pared. Ella, ya mayor y con el pelo blanco, va vestida con un atuendo semi-masculino: una chaqueta oscura y corta, con el corte de un chaqué, una blusa-chaleco blanca cerrada, de cuello alto, del que sale un volante lateral y terminada abajo en dos picos, una falda oscura y unos sencillos zapatos de tacón con trabilla. El ayudante le informa de que ha venido a visitarla su amigo Axel Nigrem. Se saludan con un afectuoso apretón de manos. Toman asiento a los lados de una mesa escritorio)