10 abril 2011

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto VI

ACTO SEXTO Y ÚLTIMO / GERTRUD Y AXEL NIGREM



(El escenario es nuevo. Una casa apartada donde Gertrud vive sola, sólo acompañada por un ayudante o criado ya entrado en años, que parece un lugareño de algún pueblo cercano. La casa está amueblada con sencillez, con pocos muebles de estilo más bien rústico: un platero, un armario tapado con una tela de cuadros, un gran reloj de pared de formas redondeadas, un banco de madera liso, una chimenea con dos pequeños relieves clásicos en barro o madera sobre ella, una cálida alfombra en el suelo, etc. También hay algún instrumento musical apoyado en la pared. Ella, ya mayor y con el pelo blanco, va vestida con un atuendo semi-masculino: una chaqueta oscura y corta, con el corte de un chaqué, una blusa-chaleco blanca cerrada, de cuello alto, del que sale un volante lateral y terminada abajo en dos picos, una falda oscura y unos sencillos zapatos de tacón con trabilla. El ayudante le informa de que ha venido a visitarla su amigo Axel Nigrem. Se saludan con un afectuoso apretón de manos. Toman asiento a los lados de una mesa escritorio)

GERTRUD: Veo que no te has olvidado de mi cumpleaños
AXEL: Sí. He venido a regalarte el último libro que he escrito. Lo publicarán dentro de poco.
GERTRUD: Es un libro muy bonito…”Rasine”.
AXEL: Es un recuerdo de nuestra estancia en Paris.
GERTRUD: Gracias, Axel. Siéntate. Sí, aquí es donde vivo como una ermitaña, olvidada, discretamente. Es lo que necesitaba, lo que necesito, soledad, soledad y libertad.
(Entra su ayudante)
AYUDANTE: El periódico
GERTRUD: Limpia la cocina, por favor.
AYUDANTE: La cocina. Entendido, lo haré en seguida (las feministas estarán encantadas).
GERTRUD: Me ayuda en las tareas de la casa –explica-.
AXEL: ¿Cómo pasas el tiempo?
GERTRUD: No paro un momento. A veces hago el pan, otras veces zurzo las medias.
AXEL: ¿Tienes un aparato de radio?
GERTRUD: Sí, hay que estar al corriente de lo que pasa por el mundo.
AXEL: Hace poco te escribí una carta.
GERTRUD: Sí, aquí está. Mírala, aquí la tengo.
AXEL: Podías haberme contestado.
GERTRUD: No, Axel. Nunca escribas una carta a máquina si va dirigida a un viejo amigo
AXEL: Perdóname. Pero ¿sigues siendo mi amiga a pesar de la carta?
GERTRUD: Desde luego que sí. Sigo considerándote un gran amigo. Sabes que te aprecio mucho, Axel... Ven (se sientan en un banco de madera) ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que íbamos juntos a clase?
AXEL: Debe de hacer treinta o cuarenta años, aproximadamente.
GERTRUD: Nuestra amistad ha perdurado todo este tiempo.
AXEL: Una amistad que nunca llegó a ser amor.
GERTRUD: Para mí siempre has sido un gran amigo.
AXEL: Te conservas muy bien. Tienes una piel tan blanca y tan lisa. Eres hermosa
GERTRUD: Un día me saldrán arrugas y la piel se me pondrá amarilla…. ¿Sabes en qué estoy pensando?
AXEL: No
GERTRUD: ¿Quieres que te devuelva tus cartas?
AXEL: ¿Para qué?
GERTRUD: No quiero que un extraño las encuentre y lea esas palabras nacidas de tu corazón. No, no me gustaría… Ten.
AXEL: No sabría que hacer con ellas ¿Puedo quemarlas?
GERTRUD: Estas cartas son tuyas, puedes hacer lo que quieras.
(Axel las tira al fuego de la chimenea)
AXEL: ¿Nunca has pensado en escribir poemas?
GERTRUD: Escribí uno. Aquí está. ¿Quieres que te lo lea? Tiene tres estrofas.
AXEL: Te escucho
GERTRUD:
-Sí, mírame.
¿Crees que soy bella?
No
Pero he amado.
-Sí, mírame.
¿Crees que soy joven?
No
Pero he amado.
-Sí, mírame,
¿Crees que estoy viva?
No
Pero he amado.
Ya ves, a los 16 años Gertrud escribió su evangelio del amor
AXEL: Recuerda tus propias palabras. En la vida sólo hay una cosa importante: el amor. Nada más, no hay nada más ¿Sigues pensando lo mismo que antes?, ¿te arrepientes de algo?
GERTRUD: No, no me arrepiento de nada, y mantengo lo que dije. En la vida sólo hay dos únicas cosas: la juventud y el amor; una dulzura infinita y una felicidad apacible, Axel. Un día cuando tenga un pie en la tumba, me asomaré a mi pasado y me diré a mi misma: he sufrido mucho y he cometido muchos errores, pero he amado.
AXEL: ¿Sueles pensar a menudo en la muerte, Gertrud?
GERTRUD: Sí, sí, pienso a menudo en la muerte. Ya he comprado mi sepultura. Y ayer encargué la lápida. Sé que me enterrarán al pie de una morera y ya sé cuál va a ser mi inscripción
AXEL: Supongo que pondrán tu nombre.
GERTRUD: No, tan sólo grabarán dos palabras: Amor Omnia
AXEL: El amor lo es todo
GERTRUD: Sí, el amor lo es todo…. Le he dicho al jardinero que no deje crecer más que la hierba. En primavera habrá anémonas. Si pasas por allí alguna vez, coge una anémona y piensa en mí. …Piensa que es una palabra de amor que ha sido pensada pero no pronunciada. Y ahora será mejor que te marches. Todavía seríamos capaces de fugarnos a París, ¿no te parece? Un día esta visita tan sólo será un recuerdo entre tantos, un recuerdo más. De vez en cuando revivo esos recuerdos y tengo la impresión de estar observando un fuego que se apaga. Adiós, Axel. Gracias por venir y gracias por tu libro.
AXEL: Hasta la vista, Gertrud.

(Aparece una sencilla y extraña habitación alejada de toda pretensión y boato. Unos pocos muebles oscuros, de líneas puras, una escalera también de madera oscura que no sabemos hacia dónde conduce, una cesta de esparto colgando del techo, quizá como lámpara, y un instrumento de música al fondo apoyado en la pared. A mí me da la impresión de ser como la antesala de la muerte. Axel atraviesa la habitación y dice adiós con la mano a Gertrud desde el otro lado. Se cierra la puerta detrás de Gertrud. Suenan las campanas anunciando la llegada de la muerte y el fin de la película.)

Axel se despide de Gertrud. Obsérvese decorado

Gertrud se despide de Axel y de nosotros



COMENTARIO


Han pasado treinta o cuarenta años y vemos a Gertrud, como ya era de esperar, viviendo sola dentro de una sencillez acomodada al estilo rústico, pero sin ostentaciones, más bien de forma austera. Ha vuelto de París a su ciudad natal y, como ella dice, vive como una ermitaña, apartada de todos. Sólo un aparato de radio la mantiene al día de lo que ocurre en el mundo. Yo creo que es una buena candidata para musa Friky, si la historia hubiera ocurrido en estos tiempos. Me la veo delante del ordenador dale que te dale a la tecla, aunque para los amigos hubiera seguido escribiendo cartas manuscritas, jejé.

Parece que Gertrud se ha encontrado a sí misma en esa vida solitaria, libre, alejada de las banalidades de la existencia y llena de pequeñas, sencillas y humildes actividades cotidianas como hacer pan y zurcir medias. Incluso es posible pensar que, en el fondo, ella puso tan altas sus expectativas amorosas y no aceptó medianías reales, precisamente porque prefería su libertad. Era la chica del todo o nada, expresado quizá en el blanco y negro de la fotografía, y ganó la nada, claro. La acompañan ahora únicamente su criado y sus recuerdos que, como ella comenta, se van apagando poco a poco, a medida que se acerca la muerte, de cuya cercanía es ya consciente, por lo que ha realizado todos los preparativos para sus exequias, también sencillas.

Sigue fiel a su principio de siempre. No se ha convertido con el paso del tiempo en una mujer amargada, cínica o escéptica por no haber conseguido lo que buscaba. Para ella el amor continúa siendo el motor de todo, y el hecho de haber amado le da sentido a toda su vida. Como expresa en su pequeño poema, no importa haber perdido la belleza física, ni la vejez, ni la muerte. Si se ha amado, todo adquiere sentido. Por eso la inscripción en su lápida será su canto y evangelio de vida: “Amor omnia”.

Eros y Tánatos se presentan como las pulsiones fundamentales en la vida. El conocimiento del amor en la juventud hace madurar. Luego, en la vejez, hay otro proceso de maduración que consiste en la aceptación de la muerte. Ambos los ha desarrollado nuestra protagonista.

Gertrud identifica el amor, Eros, con la etapa de la juventud, el lugar de la ternura y de la felicidad, supongo que antes de que la realidad más cruda y cruel venga con sus garras a rasgar todo eso. La vejez es la etapa del recuerdo y de la pulsión de la muerte.

Gertrud y Axel han sido amigos casi toda la vida. Las escenas entre ellos son las más cordiales, distendidas y amables de la película. Hay más miradas en común y más cercanía. Han mantenido una relación de complicidad, intimidad y comunión intelectual, según colijo. Axel, al menos, parece que le ha remitido cariñosas cartas donde ha destapado su corazón y su afecto. Además, ha escrito un libro de su vida en común, cuando ambos estudiaban psicología en París, que imagino interesante. Es curioso esto. Siendo una película que salva a la protagonista en su fidelidad a la exaltación del amor, es, por otra parte, como si una de sus conclusiones fuera que la única forma de profundo entendimiento entre un hombre y una mujer consistiera en la amistad, más que en el amor. Como si el amor fuera una trampa en la que una vez que se cae y se pronuncia su nombre, deviene tarde o temprano una falla de ruptura y desencuentro entre los sexos. La única relación que ha mantenido su continuidad ha sido la de su amistad con Axel; sus amores han quedado muy atrás. Sin embargo, parece que también hay amor entre ellos, ya que Axel muestra que ella le gusta alabando su belleza y la lozanía en la que se conserva y Gertrud le confiesa amor al final cuando dice: “Piensa que es una palabra de amor que ha sido pensada pero no pronunciada”. Aunque luego bromea al respecto: “Anda, vete ya o todavía seríamos capaces de fugarnos juntos a París”. Axel se queda en un suspenso sorprendido, pero no dice nada. Imagino que Gertrud ha preferido mantener y salvar la amistad con Axel que arriesgarse a otro fracaso amoroso y nunca le confesó nada. Sólo queda el adiós y la llegada pacífica de la muerte.

Como corolario final añadir que pienso que Gertrud es una buena película, susceptible de otras interpretaciones distintas de la mía. Si me hubiera enfrentado a ella antes o también después, es posible que hubiera dicho otras cosas o de otra forma.

El argumento es muy sencillo y fácilmente comprensible. Sin embargo, su puesta en escena junto a los diálogos hacen de ella una película compleja, donde los personajes no se han planteado en una estructura maniquea, sino que son ricos psicológicamente. La recomiendo.

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