17 julio 2011

Superación de los dualismos: vitalismo/mecanicismo mente/cuerpo

‟El autómata moderno existe en la misma modalidad de tiempo bergsoniano que los organismos vivos. Y por consiguiente las consideraciones de Bergson no excluyen que el modo esencial de funcionamiento de los organismos vivos sea el mismo que el de esta clase de autómatas. El vitalismo ha triunfado al extremo de que incluso los mecanismos corresponden a la estructura temporal del vitalismo, pero, como hemos dicho, esa victoria es una derrota, ya que, desde cualquier punto de vista que tenga la mínima relación con la moral o la religión, la nueva mecánica es tan mecanicista como la antigua. Que llamemos materialista o no al nuevo punto de vista es una simple cuestión de vocabulario: el auge de la materia caracteriza una fase de la física del siglo XIX mucho más que a la época actual, y el término «materialismo» ha quedado reducido a poco más que un sinónimo ambiguo de «mecanicismo». En realidad, toda controversia mecanicista-vitalista ha quedado relegada al limbo de las cuestiones mal planteadas.”

Norbert Wiener, "Cibernética o el control y comunicación en animales y máquinas", p.70



20 mayo 2011

Necesidad, instinto y deseo

Video feedbackLa necesidad, considerada en el ámbito de un organismo biológico, representa un estado de desequilibrio en su medio interno asociado a un impulso de reequilibrio que tiene por finalidad el mantenimiento del equilibrio dinámico metaestable del viviente; es decir, su continuidad existencial. En otras palabras, la necesidad es la carencia de lo imprescindible para mantenerse con vida, aquello que exige su satisfacción —o compensación— a expensas de la muerte. Se trata de un pathos primario vinculado a la autorregulación del organismo vivo en su proceso constante de acoplamiento estructural con su medio circundante. El origen del impulso se puede hallar en la acción de la fuerza homeostática de un sistema viviente. Este impulso se manifiesta como una tensión somática de intensidad creciente que no cesa hasta alcanzar algún tipo de equilibrio, la muerte en el peor de los casos. Diremos entonces que la necesidad consiste en una perturbación del estado de metaestabilidad de un organismo que lo impulsa hacia un nuevo equilibrio. En el caso de un animal, esta perturbación, dependiendo de su naturaleza, se experimentará como hambre, sed, etcétera. La necesidad no siempre proviene de estímulos exteriores sino que puede venir inducida por fuerzas morfogenéticas internas. Retengamos el matiz de la necesidad como representación de una alteración de la línea base del viviente —cualquiera que sea su grado de complejidad— que conduce a una respuesta estabilizadora, o a la prevalencia de su estructura y autonomía relativa.

19 abril 2011

Cuatro notas y una anécdota sobre la experiencia mundana

Podemos arriesgarnos a decir que el Mundo, o la exterioridad en sí misma (aquello que pasa o simplemente lo que acontece), es unívoco, si ponemos el énfasis en el acaecimiento general de un hecho, que como tal afecta a todos los componentes dentro de su dominio. Pongamos por caso que el edificio en el que vivo con mi gato, entre diversos objetos de uso cotidiano, se desploma mientras dormimos. Entonces la univocidad —por la irrecusabilidad del hecho consumado sobre sus componentes— impondrá por igual sus efectos, en este caso devastadores, con independencia de nuestras conciencias. Sin embargo, el efecto concreto que recibirá cada objeto comprometido en la catástrofe es distinto y único en su detalle —en lo de sí del afectado.

La parcela de acontecimientos en los que me veo implicado o comprometido, es el pequeño fragmento de Mundo que se me impone como realidad. No obstante, esta realidad en tanto que vivida —puesto que me afecta y que intervengo en ella— es relativa a mi perspectiva sobre el mundo; es decir, a la interioridad de una parcela del Mundo que se estructura en mí como experiencia. Este proceso de estructuración puede explicarse utilizando un esquema simplista (y antropocéntrico) en tres bloques:

1) Mundo percibido. El aparato sensorial organiza las alteraciones físicas —estímulos— que recibe del exterior. Cada sistema sensorial está acotado a un campo de percepción determinado. Por ejemplo, el sistema auditivo al rango de frecuencia audible de las ondas sonoras.

2) Mundo pensado. Las percepciones o impresiones sensibles no son suficientes para pensar o interpretar el Mundo. Para concebir un mundo en situación y dotarlo de un primer nivel de sentido operativo son necesarios conceptos —esquemas lógicos o metáforas— que organicen las impresiones en significados denotativos. Así imponemos una forma técnica a la percepción, adecuada a unos modos particulares de manipular y transformar el entorno.

3) Mundo sentido. En este aspecto, la disposición afectiva despliega las connotaciones de las notas conceptuales. Esto nos introduce en la esfera del valor, el modo particular de ser afectado (la pasión), que desborda la instrumentalidad aséptica de lo descriptivo. Aquí la verdad concreta del acontecimiento se hace patente en el campo afectivo del sintiente. Es la importancia de la experiencia para sí, la fuente primaria que orienta la praxis.

Estos tres aspectos de la experiencia (perceptivo, conceptual y afectivo), como podemos apreciar por autobservación, se dan simultáneamente en la efectuación del continuo de la experiencia. Son aspectos intrincados del mismo proceso organizativo que produce el mundo vivido.


La anécdota


Entre los constructos relativos al ámbito del mundo pensado encontramos las denominadas teorías formales1 —algunas muy útiles para satisfacer ciertas voliciones. Y entre los actores aficionados a producir tales constructos, con sus disposiciones afectivas correspondientes, se encuentra Mario Bunge. Al que se le ocurrió formalizar la noción de individuo concreto con el fin de distinguirlo de los constructos abstractos, cosa que no consiguió ni por asomo; pero merece la pena reproducir la réplica a la réplica por parte de Mosterín al respecto de algunas objeciones de Bunge en defensa de su intento fallido.

15 abril 2011

Salmo de la Estrella de la Mañana

Los torrentes de rebaños descienden hacia las majadas la sombra está sobre An-Dot y Pau del país de Esaü sobre Matred Toled Beith Aram sobre todo Sparad de Judea Memoria estrellada noche de Israel en espíritu espacio proyectado por ojos de oveja Allá brilla Artizarra en la frente de nuestra Madre Iberia su Schourien-Ieschuroun se aleja ocultando su rostro bajo el manto de bruma Selah Una vez balado al cielo salado de blancuras id mis lamedoras de paredes a la sal del muro de las lamentaciones habituales por el camino del hisopo entre los amargos setos pasad ovejas de rey bajo el cayado de hierro Diecinueve blancas cuarenta negras y tú cuarentaicuatro números trazados por mano de pastor en cuadradillos sobre cierto muro de Belén son más numerosos que vosotros allá arriba los cabritos de la Viviente de la hermana novia del nuevo cántico Selah De los cedros de la bendición la mano es siempre tan lenta sobre nuestras cabezas surgidas del fondo de las edades en el lenguaje del mar occidental en vano Naphschi busca sorprender una sola palabra nueva el mismo corazón que en tiempos de los padres late en el bosque en la piedra y en el agua nada de lo que vuelve es nuevo todas esas cosas dormían en los libros cerrados los libros en mis manos están abiertos pasad mis bellas Judit pasad buenas muchachas bajo el cayado de hierro Kimah Ksil y vosotros Mazarot y vosotros los demás cielos sin nombre sin números suspendidos en todo lo alto entre las densas nieblas de Dios santos ancianos bajad hacia la tierra vuestras miradas de sílex perdidas veladas Aïélethhaschahar la pastora desciende hacia Guinath Agoz con el vaso de leche de luz en el hombro llama al niño Olel guardián del pasturaje de los leones acariciado en su sueño por las víboras Selah He aquí las cosas son como son vaho de las pestañas fuego de lluvia al borde del tejado puñado de estrellas en el saco del sembrador y tus ruedas que entran una en la otra Ichezkeel las terribles espirales he aquí las cosas como son profundo profundo es Eso ante el que se prosterne nos prosternaremos

Oscar Vladislas de Lubicz-Milosz

En 1936 escribe, tras nueve años de inactividad, su último poema: Psaume de l'Étoile du Matin / Salmo de la Estrella de la Mañana (Cahiers de Barbarie, Túnez, 1937)

10 abril 2011

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto VI

ACTO SEXTO Y ÚLTIMO / GERTRUD Y AXEL NIGREM



(El escenario es nuevo. Una casa apartada donde Gertrud vive sola, sólo acompañada por un ayudante o criado ya entrado en años, que parece un lugareño de algún pueblo cercano. La casa está amueblada con sencillez, con pocos muebles de estilo más bien rústico: un platero, un armario tapado con una tela de cuadros, un gran reloj de pared de formas redondeadas, un banco de madera liso, una chimenea con dos pequeños relieves clásicos en barro o madera sobre ella, una cálida alfombra en el suelo, etc. También hay algún instrumento musical apoyado en la pared. Ella, ya mayor y con el pelo blanco, va vestida con un atuendo semi-masculino: una chaqueta oscura y corta, con el corte de un chaqué, una blusa-chaleco blanca cerrada, de cuello alto, del que sale un volante lateral y terminada abajo en dos picos, una falda oscura y unos sencillos zapatos de tacón con trabilla. El ayudante le informa de que ha venido a visitarla su amigo Axel Nigrem. Se saludan con un afectuoso apretón de manos. Toman asiento a los lados de una mesa escritorio)

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto V

ACTO QUINTO / GERTRUD, GABRIEL LIDMAN Y GUSTAV KANIM



(Este acto se sitúa en casa del matrimonio. Gabriel ha sido invitado por Gustav a pasar la velada vespertina con ellos. Después de la cena entra una criada para decir que llaman por teléfono a Gustav. Éste se disculpa con Gabriel que está en la sala que ya conocemos, la misma del primer acto, y sale de escena. Gabriel entonces coge unas cerillas y se dispone a encender los candelabros que adornan los laterales del famoso espejo que le regaló a Gertrud [si recordamos, Erlan, en la escena de la “noche de autos” de la consumación sexual, enciende dos candelabros que se sitúan a los lados de una partitura enmarcada. Espejo y partitura son representaciones simbólicas de lo que a Gertrud une con los dos personajes: placer y música, respectivamente]. A continuación aparece Gertrud, toda vestida de negro, en contraste con el blanco que lucía la noche anterior. Me recuerda a un personaje de “La Gaviota” de Chéjov a la que le preguntan por qué viste siempre de negro. Ella contesta: “voy de luto por mi vida”. Pues Gertrud igual. La noche anterior vestía el blanco de la felicidad en el amor y ahora viste el luto del desamor. Se produce un encuadre fantástico: al entrar, por un momento, vemos a Gertrud a través de su imagen en el espejo, como si quedase atrapada en él. Y Gabriel la mira ahí. Este momento es totalmente simbólico. Nos adelanta que Gabriel viene a buscar a Gertrud, quizá para volverla a encerrar en el espejo de los placeres. Luego cambia el plano.)

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto IV

ACTO CUARTO / ÚNICA ESCENA / GERTRUD Y ERLAN JHANSON



Esta escena de despedida y desamor se desarrolla en el parque que ya conocemos. Vemos a Gertrud sola, sentada al lado de la estatua de la Venus Capitolina, como me ha chivado un amigo, esperando a Erlan. La estatua y ella parecen formar una unidad, una figura solitaria y medio inanimada en medio de un parque vacío. La escena tiene un paralelo contrario con el primer encuentro. Entonces era Erlan el que esperaba y el que solicitaba. Ahora, que ya ha sido consumada la unión física y satisfecho el deseo de Erlan, es Gertrud la que, digamos, se arrastra. 

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964).-Acto III

LA GALA EN LA UNIVERSIDAD

ESCENA PRIMERA / LOS DISCURSOS DEL ESTUDIANTE, GABRIEL LIDMAN Y GUSTAV KANIM

Homenaje a G. Lidman, el poeta, por su cincuenta aniversario

El discurso del estudiante que dirige la "soldadesca" de alumnos

En la sala de lo que me figuro es el Paraninfo de la Universidad están dispuestas unas mesas largas, vestidas y adornadas con centros de flores, preparadas para la cena- celebración. Enfrente de las mesas, unas escaleras laterales dan acceso a una especie de galería, arcada o terraza porticada, que recorre horizontalmente toda la sala en un nivel superior. La cámara da un paseo rápido por el escenario. Los invitados, vestidos con sus más elegantes ropajes para la ocasión, están ya presentes, colocados en sus respectivos asientos. Unos camareros sirven las bebidas y retiran platos. En la mesa central, emplazada en un plano más alto que las demás y bajo una especie de palio o dosel (o como se llame) se sitúan las tres personalidades que presiden el acto, que lucen sus condecoraciones oficiales en sus trajes de gala: el Rector en el centro; Gabriel Lidman, el homenajeado, a la derecha del Rector y Gustav Kanim, el que pronunciará el discurso panegírico de Lidman, a la izquierda. Un bedel con librea sube a avisar a la banda universitaria (una especie de tuna al estilo nórdico, con sombreros que parecen de oficial de marina y las típicas cintas colgando de los hombros), que, inmediatamente, hace su paseíllo a ritmo de redobles de tambor hasta llegar delante de la mesa principal. Los estudiantes, con paso marcial, van cantando algún tipo de himno o marcha tradicional. Llevan antorchas encendidas y el que va en medio porta un pendón en el que se inscribe la imagen de lo yo creo que es algún rey laureado (ni idea), padrino de la “tuna” cuanto menos; imagen rodeada de una cinta de hojas que termina en su parte inferior con un historiado lazo típico de ese tipo de estandartes, insignias u objetos heráldicos en general. El año que luce en su margen derecha el pendón es el 1883. Una joven vestida de blanco, desde la escalera, “hace que saluda” a la “soldadesca” universitaria, con un pañuelo grande, acompañando al canto. Una representación muy lograda de algo que a mí me recuerda al “marchábase el soldado, cuando al mozo le salió a despedir la moza que le amaba…” Cuando terminan de cantar, el estudiante que dirige la banda, con unos gestos protocolarios realizados con su “superbatuta” o bastón de mando (no sé cómo se llama el artefacto), da paso a un estudiante “aventajado” que suelta un discurso delante de Gabriel Lidman. El discurso reza así:

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964).-Acto II

ESCENA PRIMERA / GERTRUD, ERLAN JHANSON


Esta escena se desarrolla en dos escenarios, un parque y la casa de Erlan Jhanson, que se nos presenta en un flash back.

Gertrud llegando a su cita
Empezamos en el parque. Parece el típico lugar clandestino para las citas de los amantes. Sin embargo, el parque de la película tiene un aspecto idealizado, estilizado, que no parece propio de la clandestinidad. Un parque limpio y bien cuidado. Hay árboles y un gran estanque o lago. Sin embargo, en otros aspectos no parece vivo. No hay niños, ni gente yendo y viniendo, ni basura, ni mendigos. Está desierto. Es como un parque imaginario o soñado. Se oyen ruidos de pájaros, pero no se ven por ningún lado. Esos ruidos no son trinos melodiosos siempre, sino que a veces son sonidos estridentes y que a mí se me antojan como amenazadores. En este rincón de los amantes hay un banco y una estatua clásica de tamaño natural de una mujer desnuda.

09 abril 2011

Gertrud, de Carl Theodor Dreyer (1964). Acto I


No creo que haya que decir que Dreyer es uno de los mejores directores de la historia del cine. Dentro de su filmografía, Gertrud ocupa un lugar preferente, considerada por muchos como obra maestra. Echémosle un vistazo.

PERSONAJES


1.- Gertrud (Nina Pens Rode), la protagonista
2.- Gustav Kaning (Bendt Rhode), el marido de Gertrud. Abogado sindicalista. Va a ser nombrado ministro
3.- Erlan Jhanson (Baard Owe), el amante actual de Gertrud. Joven “genio” musical. En la imagen le vemos acompañado de Gertrud en el parque.
4.- Gabriel Lidman (Ebbe Rode), el antiguo amante de Gertrud. Maduro “genio” literario (poeta)
5.- Axel Nygen (Axel Strobye), amigo de Gertrud. Estudiante de psicología y psiquiatría en París. La imagen lo sitúa junto a Gertrud en el Paraninfo de la Universidad.
6.- La suegra de Gertrud, madre de Gustav, claro (Anna Malberg).

18 marzo 2011

Paula Rego y Charlotte Brontë, la loca del desván. Mars End y Ferndean

MARS END

Cuando la boda entre Jane y Edward Rochester no puede realizarse, Jane siente que su peregrinaje debe seguir fuera de Thornfield, que no puede quedarse con su amado tal como desearía, a pesar de las súplicas del mismo. Aprisionada en una de las trampas que la sociedad patriarcal proporciona para las Cenicientas desterradas, Jane se da cuenta esta vez, gracias a Bertha, que debe escapar mediante la reflexión y no mediante la locura.

Paula Rego y Charlotte Brontë, la loca del desván. Thornfield


LA MANSIÓN DE THORNFIELD

La lóbrega mansión de Thornfield suele considerarse otro elemento gótico introducido por la autora para vender la novela. Sin embargo, Thornfield es más realista que otros conocidos escenarios góticos y su resplandor metafórico es mayor que el de la mayoría de las mansiones góticas: es la casa de la vida de Jane, y constituye la arquitectura de su experiencia.

17 marzo 2011

Paula Rego y Charlotte Brontë, la loca del desván. Gateshead y Lowood

Después del preludio introductorio del post anterior, me centraré en éste en Jane Eyre y en las litografías que Paula Rego ha realizado sobre la obra. No dispongo de las 25, pero sí de algunas que ilustrarán los contenidos de la novela.

Las analistas americanas Sandra M. Gilbert y Susan Gubar1 Jane Eyre “es una obra impregnada por furiosas fantasías de fuga hacia la plenitud, de búsqueda. Con Jane Eyre, Charlotte Brontë, más comedida y contenida en otras novelas, en la que las mujeres enérgicas y rebeldes están miniaturizadas, parece haber abierto definitivamente los ojos a las realidades femeninas que hay dentro de ella y a su alrededor: reclusión, orfandad, hambre, furia que lleva incluso a la locura. Jane Eyre casi alcanza un tamaño mayor al natural, como emblema de una rebeldía apasionada, apenas disfrazada.” “…Y aunque la explicación mitológica de la furia contenida puede equivaler a la explicación mitológica de la sexualidad reprimida, la primera es mucho más peligrosa. A la mujer esporádica que tiene debilidad por los ceñudos héroes byronianos puede acomodársela en las noveles e incluso en algunos salones; a la mujer que anhela escapar de los salones y las mansiones patriarcales, obviamente no. Y Jane Eyre es esa mujer.”

Paula Rego y Charlotte Brontë, la loca del desván. Introducción


Por razones que se pierden en el tiempo, recuerdo que sentía cierta predilección por las escritoras inglesas del XIX, en particular por las singulares hermanas Brontë. Jane Eyre, obra de Charlotte Brontë, fue mi novela fetiche de esa época lejana ya en la memoria, en la que los sueños sobre héroes byronianos, representados por el Sr. Rochester, dominaban el espacio emocional donde la ebullición hormonal del despertar sexual encontraba su perfecta sublimación, acompañándose, incluso, de alguna experiencia rayana en el misterio de lo esotérico. No obstante, con el paso de los años y el acopio intelectual de otras lecturas, desaparecidos y eliminados los héroes y los sueños, la novela ha ido quedando relegada a planos cada vez más secundarios, quedando en pie más por sus valores literarios que por los emotivos.

Paula Rego, pintora de origen portugués, pero afincada en Londres, en una serie de 25 litografías que integran una edición inglesa de la novela, de lujo, muy cara, limitada a 75 ejemplares (se ha hecho también una serie de sellos con ellas), ha ilustrado el universo de Jane Eyre, interpretándolo visualmente de una forma muy personal, que capta de forma magistral la rebeldía, la rabia y el fuego abrasador que consumen y espolean salvajemente el mundo interior de la escritora y de su protagonista y, a la vez, dota a la lectura de otras posibilidades sugerentes, iluminándola y enriqueciéndola con otras tonalidades, no sólo aparentes, sino también insinuadas por lo que trasciende de las meras líneas de dibujo y sombras, o escondidas dentro de la pintura.

10 marzo 2011

Epifanías del espacio

Hablamos de espacios, los categorizamos según el carácter de las fuerzas que los recorren, según la particularidad del habitar que nos entrega su potencia inmanente. Cada espacio singulariza un modo de estar en concordancia con los actos del espíritu que lo conforman. No hablamos del espacio como una entidad geométrica sino del tener lugar, de las posibilidades de composición y descomposición de fuerzas numinosas, del habitar siempre intermedio, ni exterior ni interior, en el que se abren las esencias impenetrables –o las soledades– a la inmensidad de un encuentro. Hablamos del murmullo silencioso de la vida en su incesante venir al ser, de la eclosión de todo existir, del tener lugar, aquí y allí.

03 marzo 2011

Escupir en el mar


"I’ve decided that why artists are so cool and why I love working with them so much is that they are so flexible. Artists truly ‘go with the flow’ and that is often when their artistic works become so incredible. Runners call this ‘being in the zone’."
Janet Tanguay

De un tiempo a esta parte, la estética de lo performativo se ha ido configurando como un packaging sugerente para vendernos una aplicación del famoso "giro performativo" en las manifestaciones artísticas. Tal giro debería transformar profundamente nuestra idea de lo que es arte, incluso revelar su función política más allá de la propaganda. Sin embargo, esta prodigiosa estrategia de marketing1, se limita a orientar la atención de los opinantes involucrados en los círculos artísticos hacia la puesta en escena de los cuerpos de los actores –llamados performers en la jerga– y su relación con el público; todo esto como carácter determinante de la acción artística en el espacio-tiempo2. Sin entrar en demasiados detalles, como se suele hacer en tantos debates sobre las posibilidades de reproducción y sobre la duración del hecho artístico, la novedad del enfoque radica en dos factores. Por una parte, prácticas teatrales como pueden ser el circo, la pantomima o el mimo dramático, se revisten de cierta aura intelectual, interactiva y activista. Por otra parte, al comprometer la integridad física del propio actor, para mayor pasmo y excitación del público3, se inyecta un plus de realidad a la fantasía de la escena. Así, por ejemplo, Marina Abramović en su conocida escenificación Rhythm 0 trata de invertir los roles clásicos de actor y espectador, se nos presenta como un objeto pasivo que invita a los visitantes a intervenir sobre él con diversos instrumentos dispuestos sobre una mesa (entre ellos una pistola y una bala). Unos años antes, Joseph Beuys había representado un extravagante papel en el que, buscando una atmósfera de irrealidad (sin llegar a la "magia" de un costoso spot televisivo), con un chaleco de explorador y la cara cubierta de pan de oro, hablaba de arte con una liebre muerta mientras la acunaba entre sus brazos. No me cabe la menor duda de que este tipo de manifestaciones tendrían algún sentido contestario en su día –seguro que sí–, cuando la subjetividad que producía el contexto cultural aún contenía elementos de la impresionable modernidad burguesa –aquella doble moral–; desde luego, en pleno apogeo de la subjetividad posmoderna, estos actos se agotan en un gesto complaciente cuyo logro consiste en afianzar los fundamentos metafísicos del espectáculo.

28 febrero 2011

Testamento (legado al Amor). John Donne



Antes que entregue al fin mi último suspiro, permíteme que exhale,
oh poderoso Amor, algunas voluntades. Por la presente dejo
mis pupilas a Argos, si mis pupilas ven,1
mas si son ciegas, a ti te las dejo, Amor;2
a la Fama, mi lengua; a los embajadores, mis oídos;
a las mujeres o al mar, mi llanto.3
Tú, Amor, me has enseñado tiempo hace,
cuando me hiciste siervo de mujer que otros veinte tenía,
a nada dar sino al que antes en demasía hubiese ya tenido.

Mi constancia doy a los planetas;
mi verdad, a quienes viven en la corte;4
mi ingenuidad y mi franqueza5
doy a los jesuitas; a los bufones, mi melancolía;
mi silencio, a cualquiera que haya vuelto de lejanos países;
a un capuchino, mi dinero.6
Tú, Amor, me has enseñado, pues me hiciste
Amar donde el amor no tenía acogida,
a dar tan sólo a quien el don no sirve.

Doy mi fe a los católicos-romanos;7
mis buenas obras doy a los cismáticos8
de Ámsterdam; lo mejor de mis modos
y mi cortesanía, a una universidad;
mi modestia la doy a harapientos soldados,
compartan los jugadores mi paciencia.
Tú, Amor, me has enseñado, pues me hiciste
amar a una mujer que mi amor tuvo en poco,
a dar a quien mis dones juzga indignos.

Doy mi reputación a cuantos fueron
mis amigos; mi habilidad, a mis enemigos;
lego a los escolásticos mis dudas;
mi enfermedad, a médicos o a excesos;
a la naturaleza, cuanto he escrito en verso;
y a mis compañeros, doy mi ingenio.
Tú, Amor, que me rendiste
a quien antes en mí este amor engendrara,
me has enseñado a dar como si diese, cuando tan sólo restituyo.

A aquél por el que doble la próxima campana
dejo mis libros médicos; todos mis manuscritos
de consejos morales doy a los manicomios;
mis medallas de bronce, a los que viven
en privación de pan; lego a los que viajan
por tierras extranjeras mi lengua inglesa.
Tú, Amor, que me impusiste amar
a quien creyó su amor suficiente alimento
para amantes más jóvenes, da también a mis dones igual desproporción.

Dejaré, pues, de dar; más desharé
el mundo con mi muerte, porque con ella morirá el amor.
Todas vuestras bellezas no valdrán más entonces
que el oro de las minas cuando nadie lo extrae;
ni serán ya más útiles todos vuestros encantos
que un cuadrante solar en una tumba.
Tú, Amor, me enseñas, pues me has enamorado
de quien a ti y a mí deja en el olvido,
a inventar y aplicar el solo medio que a los tres a la nada nos reduce.

(Versión de José Ángel Valente9)


Mirando un libro donde José Ángel Valente traduce y versiona poemas de otros autores como Cavafis, Hölderlin, Paul Celan, John Keats, me encontré con John Donne, insigne poeta inglés de altos vuelos y profundidades metafísicas, cuyas bondades literarias algunos consideran superiores a las del propio Shakespeare, fetiche excelso donde los haya de los estudiosos de la literatura anglogermánica. Parece también que los sermones clericales de Donne eran de una elevada elocuencia y productores de transportes espirituales.

19 febrero 2011

Más allá de las apariencias


Ese invierno era distinto de los otros. La misma nieve sobre las copas de los árboles, pero otro frío más intenso adueñándose de la casa y del hombre. Él notaba una emanación aterida difundiéndose en el pecho, pero se esforzaba por ignorar su presencia. Había recibido la muerte de su mujer, Isabel, acaecida al final del verano, con un abatimiento casi inexpresivo, con el gesto resignado de lo que se acepta como irremediable. Inmediatamente después del entierro reanudó su rutina metódica, pero sustituyó por una visita al gimnasio el paseo que daba todas las tardes con Isabel por la alameda cercana al río.
 
En el trabajo una novedad que le molestaba. Su auxiliar habitual había pedido una excedencia de seis meses por asuntos propios. Asignaron en el puesto a una sustituta cuyo aspecto y carácter le irritaban. Solicitó otro candidato en Recursos Humanos, pero no había ninguno más disponible en ese momento que cumpliera el perfil. La mujer ofendía su sentido de la mesura, de la prudencia, de la digna contención y del buen gusto. La apodó en su interior “la cacatúa” por considerar que adolecía de verborragia pueril y de una jovialidad que, por excesiva, le parecía falsa. Encontraba grotesca su forma de vestir, consistente en amplios jerseys sin forma, faldas hippies hasta media pierna con llamativos estampados, medias de lana de dibujos geométricos o infantiles y colores rutilantes y zapatones de tacón bajo con un prominente lazo presidiendo el empeine, todo en una mezcolanza de tonos inacordes y sin armonía en su apreciación de hombre atildado, sobrio y elegante. Lo que más le horrorizaba, aparte del sobresaliente rabillo que se pintaba en la comisura de los ojos con eye liner y los grandes pasadores con motivos de margaritas con los que se recogía los laterales del cabello desaliñado, eran los abalorios de cuentas y piedras con los que se adornaba profusamente y en los que se intercalaban como elementos colgantes crucifijos, mandalas, amuletos, símbolos esotéricos y religiosos de todo tiempo y cultura en una irreverente promiscuidad. A pesar de ser ateo, escéptico y pro científico, hubiera respetado a un cristiano, un budista o un islámico de corazón, tal era su idea purista de una verdadera y profunda religiosidad, pero despreciaba aquel batiburrillo espurio y exhibicionista, que para él sólo era una manifestación de espiritualidad superficial de mercadillo, una muestra clara y palpable de superstición estúpida, propia de una maruja ignorante y vulgar.

11 febrero 2011

Niebla (雾)


Esto también lo es todo
en respuesta al todo de un joven amigo


No todo árbol se quiebra en la tormenta
No toda semilla pierde el suelo y la raíz
No todo amor desaparece en un desierto de corazones
No todo sueño desea cortar sus alas
No, todo no es como tú dices

No toda llama arde sólo para sí misma
    sin iluminar a otros
No toda estrella señala el camino en la oscuridad
    sin presagiar un amanecer
No toda canción visita tu oído
    sin dejar un regalo en tu corazón
No, todo no es como tú dices

No es verdad que toda súplica carece de eco
No es verdad que toda pérdida permanece por siempre
No es verdad que todo abismo significa destrucción y muerte
No es verdad que toda catástrofe cae sobre la cabeza del débil
No es verdad que todo corazón es pisoteado
No es verdad que todo acaba en manchas de sangre y lágrimas
    sin rastro alguno de alegría

El presente es el embrión del futuro
para desear y para luchar por tu esperanza
Por favor, lleva esto sobre tus hombros1

Shu Ting (舒婷) es el seudónimo literario de Gong Peiyu. Nació en 1952 en Xiamen, provincia de Fujian. Sus primeros poemas fueron publicados en 1979. A principio de los 80 alcanzó relevancia como representante femenino del grupo "Niebla" de poesía. Es vicepresidenta de la Asociación de Escritores de Fujian y presidenta de la Asociación de Escritores de Xiamen. Sus colecciones de poesía incluyen The Double-Masted Boat (1982), The Singing Iris (1986) y Archaeopteryx (1992).2

Katie Melua - Nine Million Bicycles

1. Traducción probablemente apócrifa de otra traducción del poema.
2. Para más información http://www.poetrysky.com/quarterly/14/shuting.html

07 febrero 2011

Impresiones políticas

Según la teoría macrosociológica de Immanuel Wallerstein, el sistema-mundo que corresponde a la Edad Contemporánea se define como un todo limitado asintóticamente por los conflictos interminables entre los intereses de las distintas fuerzas sociales sobre el estrato de una economía mundial integrada. Esta totalidad se divide en tres grandes segmentos organizados jerárquicamente: núcleo, semiperiferia y periferia. En el núcleo se ubican los países desarrollados1, con una estructura estatal estable y una economía basada en el crecimiento sostenido de los sectores terciario y cuaternario (innovación, investigación y desarrollo). Estos estados centrales cohesionan el espacio psicológico de los habitantes mediante una ideología que encumbra al progreso tecnológico y al crecimiento económico, en sí mismos —eso sí, con el cliché paralógico del racionalismo universalista emancipador2—, como horizonte y medida del bienestar social. La posición dominante del núcleo en el sistema-mundo capitalista, algo meramente imaginario para el grueso de la población, se justifica por medio de un adoctrinamiento constante que impone la separación generalizada del culto a la imagen como fundamento de la praxis social; G. Debord lo describió como sociedad del espectáculo. Son los estados que componen el bloque —en términos liberales— del primer mundo; dicho de otro modo, son el conjunto central de las prepotencias estructurantes. En la periferia encontramos países con estados débiles o inexistentes (coloniales o neocoloniales), subordinados a la demanda de la semiperiferia y, directa o indirectamente, de los estados centrales. Puntos originales en la cadena de suministro, estas regiones exportan la mayoría de las materias primas necesarias para la producción global. La semiperiferia es un componente estructural necesario de la economía mundial, son áreas intermedias en el grado de desarrollo técnico, estatal, económico, etc. Reflejan un momento de transformación, por la dinámica del mercado global, entre el centro y la periferia (cuando el cambio ocurre desde la periferia hacia el centro se corresponde con los llamados países en vías de desarrollo —o países emergentes—). Se trata de países con economías basadas en el sector secundario. En cuanto a su función de intermediarios, conectan con la periferia como fuente de materias primas para su transformación y satisfacen a bajo coste las demandas del núcleo, que se encarga de distribuir las mercancías entre consumidores bulímicos.

03 febrero 2011

El Aniquilador

Finales del verano de 2010, un simulacro de terrorismo subliminal irrumpe en Whitworth Park, Manchester, UK. Seis adorables duendecillos han aprovechado la cobertura que brinda la noche para instalar una escultura móvil harto inquietante; aunque del todo irresistible. La construyeron con sus propias manos, sometidos a la dirección artística del Conejo de Pascua, en un almacén oculto debajo de la línea de ferrocarril. La obra presenta una estructura metálica de estilo industrial, semejante al esqueleto de un carrusel tras un accidente nuclear, que gira impulsada por un ruidoso motor de turbina. La rodea un aura maléfica, perturbadora. Algo gravita sobre los presentes. ¡Roentgens! Un buen número de ciudadanos, perfectos ciudadanos de toda clase, ríen sentados en los columpios voladores de 'El Aniquilador'. Disfrutan de la atracción con una inconsciencia absoluta...

Nombre en clave: Plan C.

In the Summer 2010 a group of artists went to Chernobyl to develop a secretive
Plan C...
The Ride series by Tod Seelie


Sounds of salvation - Overseers

01 febrero 2011

Balada para un mochilero

Dos jóvenes conversan hasta bien entrada la tarde, entre cerveza y boquerones, en un bar triste y cochambroso de la periferia madrileña. SIMÓN, que es muy mago, enfrente de AURELIO, un aventurero infatigable.



Giuseppe Marrone haciendo amigos en el film de Carlos Rinaldi
SIMÓN: ¿Recuerdas lo que nos dijo el viejo Hakim? Cito de memoria: «El turista busca Cultura porque en nuestro mundo, la cultura ha desaparecido en el estómago de la cultura del Espectáculo, ha sido derribada y sustituida por el centro comercial y el show televisivo. Porque nuestra educación sólo es una preparación para una vida de trabajo y consumo, porque nosotros mismos hemos dejado de crear. A pesar de que los turistas parezcan estar físicamente presentes en la Naturaleza o en la Cultura, uno los podría considerar fantasmas encantando ruinas, carentes de toda presencia física. No están realmente ahí, sino que se mueven a través de un paisaje mental, una abstracción –Naturaleza y Cultura–, coleccionando imágenes en lugar de experiencia. Con demasiada frecuencia sus vacaciones suceden entre la miseria de otras personas o incluso se añaden a ésta.»

AURELIO: ¡Cuánta palabrería infumable! ¡Tonterías! Yo, como hombre de acción, te digo que el maldito barbudo no sabe ni lo que habla. Además, a mí plin.

SIMÓN: ¿No te parece raro que cientos de miles de personas, diariamente, en un país pequeño como éste, tengan la imperiosa necesidad de volar montadas en aviones?

30 enero 2011

Un nuevo día

Entonces llegó. Fue la palabra que alguien al azar pronunció. Había resonado fuerte dentro del ruido de su pensamiento unas milésimas de segundo antes de que un desconocido respondiera al eco confirmándola en voz alta sobre el murmullo agitado del bar, con un amplio gesto de asentimiento, ante un grupo animado. Algo le hizo volver al hombre un instante la mirada hacia atrás, pero no supo que era ella; sólo corrió el velo de sus ojos sobre la mujer sin verla. Sin embargo esbozó un gesto turbado que no supo de qué parte de sí mismo provenía.

28 enero 2011

Azul ardiente

Pero éstas son cosas
cuyo nombre no es sonido ni silencio.
O. V. de L. Milosz, La confesión de Lemuel.

Inicié una búsqueda con mi querida amiga CC –o C2– acerca de la excitante, al menos para mí, conexión Zürn-mescalina-Michaux más allá del Infinito turbulento, empresa probablemente fuera de nuestro alcance. Como era de esperar, el viejo y trillado tema de los enteógenos despertó algunas vías oníricas de reflexión al más puro estilo Alfred Jarry; en el anverso absurdas, en el reverso significativas. Es bien conocido el diagnóstico de esquizofrenia de tipo X que padeció Zürn, motivo de sus frecuentes internamientos en instituciones de salud mental. También se afirma que el desencadenante de su caída clínica en la locura fue la publicación de unas fotos bondage para las que prestó su cuerpo... deducción tan morbosa y sensacionalista como ridícula. Responde a esa manía soñadora de la razón analítica por imputar causas simples a fenómenos complejos. Nada escapa al implacable tribunal de la razón justiciera y justificadora. Si atendemos a la definición de salud que da la autoridad planetaria competente, la Organización Mundial de la Salud: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades», se intuyen con facilidad sus pretensiones biopolíticas. Una definición absolutamente abstracta y circular en lo que respecta a las dimensiones psíquica y social, que abre las puertas a la medicalización de la vida, por el bien de todos, ¡faltaría más! Como dijo Iván Illich, «en los países desarrollados la obsesión por una salud perfecta se ha convertido en el factor patógeno predominante».Se nos dice que debemos vivir en el mismo Mundo universal, grande y real –por supuesto–; aunque esto pueda ser imposible o, cuando menos, poco deseable para algunos. Cosas del imaginario social instituyente1, obviedades.

27 enero 2011

La logomaquia comercial

Estimulación eléctrica intracraneal
¿En qué consiste la “lógica del mercado”? Se trata de una expresión recurrente referida a los principios metafísicos que gobiernan la dinámica comercial. Diremos que los mercados son situaciones sociales en las que se producen intercambios de bienes económicos entre dos partes como mínimo, y que un bien (se sobreentiende económico) es aquello susceptible de ser medido en unidades de cuenta. Para que estas situaciones sean posibles, se necesitan organismos que garanticen los patrones de medida —y sus variaciones eventuales— además de instrumentos contables que representen la eficiencia de estos intercambios, incluso para aquellas acciones económicas que quedan fuera del alcance del derecho mercantil (por poner un ejemplo, en los bancos de tiempo se intercambian servicios valorados en horas como unidad de cuenta). De modo que no podemos considerar central la elección circunstancial de la unidad de cuenta en su carácter pecuinario, daría lo mismo que se realizase técnicamente con certificados de energía (es la propuesta del movimiento tecnocrático) o con cualquier otra invención que permita reflejar en una escala objetiva los estados contables. Este equema, formado históricamente, organiza la base de toda sociedad industrial y postindustrial. Se concreta en instituciones encargadas de modular (o de regular) los flujos de producción, distribución y consumo sobre el cuerpo social. La hipotética finalidad medular no es otra que satisfacer las necesidades de consumo de una sociedad, ajustar —por medio de la distribución— la producción al consumo. Luego matizaremos esta explicación desde las formas de organización capitalista.

25 enero 2011

Geometría del espejo

Alguien fuma entre las sombras. No son los muertos. La noche se abre y este humo es falso como un poema. Aplaca su miedo, aquí, en lo blanco, se bebe los sueños. No quiere caer en el hueco. La realidad le pesa: la solidez de los cuerpos, los bordes afilados, nítidos, los imposibles neutralizados; la resistencia. Puede señalarlos, puede tocarlos, puede derramar su símbolo. Hablan en clave estos cuerpos. La distancia los transforma, el contacto los transforma. Sufren el mismo vértigo, alguien los recorre por dentro.

Bill Callahan - Too Many Birds

24 enero 2011

La axiomática moral de Murray N. Rothbard

Jan Švankmajer - Food

El sistema libertario de Murray propone una insólita axiomática moral pretendidamente naturalista. El axioma central de su empresa es el de no agresión, que él mismo expresa de esta guisa: «ningún hombre o grupo de hombres puede —entendemos debe— agredir a una persona o la propiedad de cualquier otra»1. Las resonancias bíblicas son inevitables. No matarás; no hurtarás; no codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. En apariencia la idea de siervo chocaría con «el axioma del derecho universal de autoposesión, un derecho sostenido por todos en virtud de ser un ser humano», sin embargo, no tiene por qué ser así. Este «derecho de propiedad sobre el propio cuerpo y persona», suponemos que sólo puede referirse al cuerpo como objeto y a las acciones —incluida la de pensar— que un individuo realiza por necesidad o por deseo. También nos habla de un modelo social en el que grupos humanos intercambian en libertad sus acciones, y entonces surge la armonía para bien de todos. No obstante, la idea de libertad que plantea consiste en la garantía de no agresión física, y nada más. De modo que si el siervo no se ve sometido a una amenaza de violencia física —condición del primer axioma—, entonces presta servidumbre “libremente”; esto aunque la sed y el hambre aprieten (por más desamparado que se encuentre el otro). Resulta difícil imaginar, a tenor de semejante fábula cínica, ¿qué debe hacer aquel que no tiene la posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas de sustento dentro del parque utópico del intercambio libre? ¿Debe morir por inanición o debe esperar algún milagro autoorganizativo mientras las tripas rugen? Rothbard, con proverbial sagacidad, ilustra de pasada una especie de concepción inmaculada de «la desviación sexual y la prostitución (que el libertario no ve como "crímenes" de ningún modo, ya que define el "crimen" como invasión violenta de una persona o su propiedad)».

23 enero 2011

Iluminados

Aunque entiendo que hay distintos puntos de vista y nociones sobre lo que significa ser un iluminado, al que quiero referirme hoy ha tenido siempre para mí una connotación de fanático, de adicto a una verdad, que, para él, no es una cualquiera, sino una verdad revelada: “La Verdad” en términos absolutos. Yo, por el contrario, prefiero pensar en la verdad como algo creativo, variable, contingente, que se produce de instante en instante. Si uno parte de una premisa absoluta, de una fe ciega (valga la redundancia) en algo, para relacionarse con el mundo y con los otros, ¿no intentaría acabar imponiéndola sin penetrar verdaderamente en la alteridad de sus congéneres, comprendiéndola y aceptándola? Me parece que lo creativo no casa bien con ninguna fe en principio, porque, por su propia definición, es una creencia excluyente, inflexible, un certificado de verdad que no admite contrarios ni críticas. La única forma que se me ocurre de evitar ese problema o, al menos yo lo veo como tal, sería reconocer que tus creencias son personales e intransferibles y evitar el proselitismo incontrolado. Pero claro, ¿qué tipo de fe sería aquélla que acepta una fuerza mayor a sí misma? ¿no sería otra fe a la postre y mucho más intensa? En este sentido hay creencias y creencias. Intuimos que algunas, aunque puedan estar arraigadas, son prejuicios adquiridos de un aprendizaje erróneo y que estaría bien librarse de ellas. Pero hay otras que nos son queridas, que nos aportan una satisfacción y un sentido de los que no queremos prescindir y tampoco tenemos por qué. Algunas, incluso, las hemos adoptado voluntariamente como resultado de un camino interno hacia un cambio de subjetividad más en consonancia con lo que pretendemos o buscamos. Otras son productos de fuertes experiencias que no podemos soslayar. Querer comunicarlas a los demás y transmitírselas es la lógica consecuencia. Así que nos debatimos entre el respeto infinito al otro y a su propia visión de las cosas y nuestra propia necesidad de realizarnos a través de la nuestra en el lazo relacional. Como colorario deducimos que son necesarias las afinidades para llevar a cabo ese enlace. No todos hablamos el mismo lenguaje ni nos es posible comunicarnos.

21 enero 2011

Intriga N.º 2

Las apariencias no engañan, me confirman frente a ti. Soy el bibelot de lujo que simboliza tu desmayo. Los tacones de aguja transforman mis pies en un fetiche dorado, absorbiéndolos hasta la perfecta simbiosis. A través de ellos planeo tu derrota, mientras tú sueñas con la mía. ¿No es este juego la vida?

Todo secreto está fuera; la profundidad despliega su artificio, como el de este puro movimiento que imprimo al andar, lento y sinuoso, entre hombres al acecho. Me contemplas. Soy la fatalidad desnuda sobre siete velos de seda. Champagne, deslizante textura, el rouge de mis labios confiere a mi desnudez un céfiro insinuante y procaz. Tu mirada ahora, agua turbia y cenagosa para beberla desesperada. No confesaré, no obstante, no quiero ponértelo fácil. Sabes que estoy aquí para destruirte.

“No te enamores” -dijiste- recortado el perfil, lejano y duro el gesto, bajo una pálida luz, fría como un carámbano de luna. Y yo te odié en silencio con la misma falta de emoción. Un beso de hiel selló el pacto. Hélices negras sobrevolaron nuestro escenario mientras violentabas mi cuerpo con la saña de una pasión cínica y desmedida. “Eres extraordinariamente hermosa”, fue el rumor ronco y trémulo que mascullaste mientras me vestía, como el eco de un pensamiento furtivo, conmovido e involuntario. “Estaré ausente unos días, no sé cuántos. Quizá te llame cuando vuelva”, mi pequeña venganza.

20 enero 2011

Notas acerca del holismo sistémico

US Department of Defense - Sentient World Simulation
Toda teoría del Ser (o de la realidad) selecciona alguna categoría fundamental sobre la que construye su edificio explicativo. Con tal fin, la ontología sistémica de la cibernética evolutiva, propone la noción de organización que define como interdependencia entre acciones. Nos informa de la esencia causal de la acción que sólo puede darse en relación a un agente; es decir, que independientemente de nuesto conocimiento del agente causal, éste siempre existe. De hecho, la acción sólo existe como efecto de una causa. Según este reduccionismo relacional los agentes son determinantes causales, los objetos son totalizaciones de procesos y los procesos son compuestos abstractos de una serie de acciones. Pareciera que la posibilidad de conexión circular —se suele emplear el término feedback para referirse a este tipo de conexión— contradijese la serialización del proceso; sin embargo, hemos de recordar que el proceso material sucede en un tiempo irreversible (no es casualidad que se utilicen diagramas causales —también con el formalismo de Forrester— para representar gráficamente un sistema). Por tanto, en última instancia, la realidad se compone de acciones irreductibles y causalmente entrelazadas; es decir, la realidad es sólo forma.

Advertimos un problema básico en el planteamiento anterior, la ausencia de un plano que dé contenido y contexto a las acciones. De este problema se siguen otros en torno al principio de causalidad. Uno de ellos es el regreso infinito que supone la cadena causal, por lo que no vemos cómo alcanzaría un punto de presente, a no ser que podamos desconectar la serie de algún modo, acotarla necesariamente a un domino de actuación. La conocida vía de la causa eficiente resuelve el problema utilizando un trascental metafísico. Dentro del marco teórico de la ontología sistémica podríamos expresarlo como una “acción” inmanente a la transición meta-sistémica prebiótica1, similar a la mitología del Big bang. Obviamente, esto nos conduce a un primer principio absoluto que conlleva la cosificación dogmática de alguna totalidad universal y abstracta.

19 enero 2011

Intriga N.º 1

Suave, cotidiano, dime a qué juegas esta vez. Juego a perseguir al miedo, yo rastreo. Perfecto, socio. Trampas las mínimas pero crema, dale cuerda; ponlo en abismo. Así, aquí, ahora, como el pulso en extinción de un animal muy viejo. Gracias, no perderé este fragmento de vida ni lo que hay debajo. No, no lo pierdas igual que al resto. Acóplate, así tan apretada, a la niebla estéreo. No te rompas. Yo-Tú marcado por el fuego. Nos odiarán más que a Claudel (¡que es mucho decir!). A mí no, ya no sé dónde.

A raíz de la última conmoción me hablabas de una viva fluorescencia que lo vuelve todo hacia dentro; también a ti y a mí aunque nos resistamos. Yo-Tú, entre las cosas hicimos hogar. Algo ocultaba el tictac. ¿Qué trajo en su pico aquel pajarillo pardo? La ruina, se estampó contra la ventana. Ésa que siempre mantenemos cerrada. Le faltaban cuatro luces al pasillo, bien lo sabes, y hasta un hervor. Hundidos ahora en el individuo, ahora en la sociedad; nada más que abstracciones, ilusiones ópticas. Vuelven sobre nosotros aquellas historias del ombligo de un pensamiento y la angustia del lugar sin nombre.

El objeto se desvanece, ni rastro de él, sólo queda el lugar sin presencia («hay»). ¿Y si paseamos por el parque de los gatos? Mejor mañana. Yo-Tú, dime si es verdad que perdimos la cabeza; si somos tan indecentes como lo son nuestros pies. Porque ellos al menos escuchan algo, nos caminan y responden afectados por el pasmo: adelante, que se haga en misterio la ignición del primer baile. Son los pies del faquir, también; son ellos sobre cristales. Para acabar, dime si brillas desde el centro así tan redondo.


Display Systems - Suzanne Mooney


Dead Things by Philip Glass. (The Hours)

14 enero 2011

Las buenas intenciones

Según la teoría de los sistemas sociales de Niklas Luhmann, la comunicación no solamente es posible sino que constituye la función clave para la autoproducción del cuerpo social. El concepto de comunicación en el que se basa esta teoría es el propuesto por el constructivismo radical. No se da ningún intercambio de contenidos —o de información— entre sistemas de conciencia o sujetos, porque están cerrados operacionalmente en sí mismos, aislados de forma inevitable. Lo cual no significa que la comunicación entre personas no esté acoplada estructuralmente a la conciencia mediante el lenguaje; pero ésta ocurre siempre en un entorno que excluye al sujeto, justamente en lo social o en la comunicación en sí misma como sistema independiente. De modo que “no es el hombre quién puede comunicarse; sólo la comunicación puede comunicar. La comunicación constituye una realidad emergente sui géneris”.

Sin embargo, ya que la intención de este espacio no consiste en desarrollar ningún profundo estudio praxeológico con vocación universal, vamos a centrarnos en la dimensión personal de la comunicación entendida como apertura hacia el otro. Nos venimos a referir al encuentro de mundos en la distancia, un poco como ese afuera emergente del que nos hablaba Luhmann; pero bajo otro prisma. Tal vez sea demasiado peregrino pretender imantar de afectividad el espacio intersubjetivo en un medio tan proclive a la banalización, la promoción, la autopromoción y el comercio de afectos en general como lo es éste. Copias degradadas de la copia de otra copia de un estilo, de una idea, incluso de una forma de vida; el imperio del kitsch, una especie de platonismo degenerado. ¿Por qué no aceptar el misterio radical de la apertura mutua entre sensibilidades, realizarlo, y curvar así la distancia que nos separa? Nos importan muy poco los componentes autológicos de las llamadas teorías sociales y no nos gustaría caer en la trampa común de la abstracción erudita, porque nos interesa algo sumamente complejo: lo concreto de las situaciones que vivimos. Deseamos compartir venenos y antídotos para el alma. Hacer volar al pensamiento, animados por las fiebres enigmáticas de lo que sentimos como propio, cuyo origen desconocemos.
Neu! - Hallogallo